domingo, 23 de agosto de 2009

Actitudes que cambiar


Yo digo si “los piqueteros molestan a la gente que trabaja”, ¿qué cosa estoy diciendo en realidad? Muchas. Pero la que me interesa destacar es una de ellas principalmente. Si yo digo eso, lo que estoy diciendo antes que cualquier otra, es que ellos no trabajan y que además no desean hacer otra cosa que molestar. Y molestar al otro, claro, al otro pobre hombre (siempre un hombre) que sí trabaja, que sí desea que el país salga adelante, que sí hace cosas.
De la misma manera, puedo decir que hay adolescentes que están “en la edad”, o puedo decir que el incendio en Cromagnón fue una tragedia, o que un choque en la ruta fue un accidente.
Digo: por supuesto que nadie quiere ir con su auto matando gente ni tampoco nadie desea poseer un inmueble para asesinar personas. Pero, en el estado de sueño y cansancio con el que conducen muchos choferes de micro de larga y media distancia; en el estado de inconciencia e irresponsabilidad casi crónicos con el que conducen muchos automovilistas, motociclistas, camioneros, en fin, con el que también los peatones nos manejamos; en el estado precario y patético en el que se encuentran las calles y las rutas; en el estado mísero de algunos sitios públicos, como bares, discos, teatros, escuelas, canchas, clubes, conciertos (incluso, organizados de forma espontánea y sin ningún conocimiento aparente), ¿qué otra cosa se espera? ¿A quién le sorprende que estas cosas ocurran? ¿Digo, no es sorpresa, por el contrario, que estas cosas no ocurran más a diario aún? Y por otro lado, ¿verdaderamente, se trata de “accidentes” o de “tragedias”? ¿Nadie, absolutamente nadie, puede hacer algo? Y no hablo del estado político, que por supuesto sí puede y debe hacer algo. Hablo de un estadío más primario y próximo: me refiero a nosotros mismos. A lo que cada uno de nosotros, como grupo, como sociedad, podemos hacer. Cambiando conductas y formas de pensar. Cambiando el interés solo por mi vida, por uno que incluya ese mismo interés por la mía como por la vida del otro. Responsabilidad, conciencia, honestidad, amor, compromiso, interés, son palabras que se me ocurren.
Entonces, qué es lo que no queremos ver. De qué, aún como agentes activos, actores presentes, no queremos hacernos cargo.
Silospiqueterosmolestanalagentequetrabaja,silosadolescentesestánenlaedad,siloshechos quenosonaccidentessonaccidentes, entonces…¿nosotros?
Si yo asumo que esto es así, entonces, me digo otra cosa: la sociedad no se responsabiliza de los acontecimientos: ahí no estaba.
Los piqueteros, entonces, no son productos de la sociedad que los contiene, porque la sociedad es otra cosa, no es ellos, porque la sociedad trabaja; es el otro, el que no puede cruzar el puente.
La sociedad no engendra adolescentes que no escuchan, que no se identifican con ella, que quieren escapar e irse a otra parte, que golpean, que lastiman, porque, claro, “están en la edad”, es decir, es biológico. La sociedad ante eso no puede hacer nada, tampoco se responsabiliza.
Y por último, la sociedad no engendró la noche del 30 de diciembre de 2004 (bien presente en estos días), como tampoco formó parte de cada una de las muertes en rutas y caminos que llamó tragedias (bien presentes todos los días).
Reitero: sé que nadie quiere matar a otro. Pero lo que digo es: si sobreestimamos hechos, si los consideramos resultados del azar, de la mala suerte, ¿qué es lo que le pedimos a los estados entonces, que también, por cierto, son parte de la sociedad? Si sobreestimamos, estamos diciendo que las cosas nos superan. Y, en realidad, en nuestro interior, sabemos perfectamente que no es así. Lo que nos supera, es lo natural: un huracán, puede superarnos; una tormenta en medio del mar, puede superarnos. Pero hay acciones, actitudes que son productos humanos: que mortifican, que hieren, que asustan, que matan. Los hechos sociales, son nuestro.
No ver, es una traición al otro y es una traición a uno mismo, que, además, en cualquier momento puede ser ese otro.




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